viernes, 20 de mayo de 2011

Kretschmann und Württemberg

La reciente elección de Winfried Kretschmann como primer ministro del estado alemán de Baden-Württemberg (si puede pronunciar ambos nombres habla usted alemán), tras conseguir el partido verde la victoria en las elecciones regionales de dicho estado,marca un auténtico hito en la política del país germano y de toda Europa. Es la primera vez que un partido ecologista vence
en unas elecciones regionales alemanas o en cualquier tipo de proceso electoral de cierta importancia en Europa. Es el primer "verde" que se convierte en presidente de alguno de los "länder" alemanes, y el primer ecologista que alcanza un mandato de relevancia en todo el continente.

Pero lo más importante para nosotros es el perfil del personaje en cuestión. No se trata, como podríamos pensar desde la perspectiva española, de un "ecofreak" ultraizquierdista (grave contradicción, pues no ha habido regímenes más contaminantes ni destructores del entorno, cual orcos al servicio de Saruman, que los comunistas) que viste como un hippie, fuma lo primero que encuentra y celebra el solsticio de invierno en vez de la Navidad. Se trata de un católico romano, padre de familia, cuya ideología podría ser catalogada (con todo el margen de error que hay detrás de cualquier etiqueta) como social-conservadora o eco-conservadora. Pertenece por tanto al ala conservadora de su partido, aquella más centrada en la "Realpolitik". Si el ecologismo por sí sólo conforma una serie de ideas o principios muy generales que es preciso completar a la hora de desarrollar un programa de gobierno real, el señor Kretschmann, con su conservadurismo social, lo completa de una manera natural aplicando a los problemas de la sociedad urbana los mismos principios que inspiran a los que aman la naturaleza. ¿Puede haber algo más ecológico que el amor a la familia y la promoción de políticas sociales que la apoyen? ¿puede haber algo más antinatural que el aborto o la eutanasia?.

El cristianismo, en la medida en que aplica el amor para la solución de los problemas, promueve el cuidado y respeto por el medio ambiente, como parte fundamental de la Creación. Si un verdadero ecologista, que sintiese un amor sincero por la naturaleza más allá de las etiquetas políticas y el obsoleto debate izquierda-derecha, tratase de aplicar sus principios al gobierno de la sociedad humana, habría de llegar por fuerza a conclusiones similares que personas que iniciasen esa reflexión desde el cristianismo o el budismo. No es difícil que todos ellos lleguen a la conclusión de que la destrucción del medio ambiente es una consecuencia de la profunda crisis de valores que padece el ser humano de nuestro tiempo, hechizado por el materialismo y el relativismo moral.

El señor Kretschmann no es exactamente un distributista. Pero si su concepción cristiano-conservadora de la política y la sociedad puede difundirse a través de una etiqueta "de moda" y accesible para el público en general como el ecologismo, ¿no podrían hacer lo mismo las ideas distributistas?. El distributismo no debe conformarse con ser un credo marginal que fomente la creación de pequeñas comunidades aisladas, debe luchar dentro de los partidos y organizaciones sociales con cuyos fines es convergente por abrirse espacios y difundir y hacer accesible al gran público sus ideas, que son tan naturales y justas como el amor por la naturaleza o la familia. Los cambios políticos y sociales son lentos, a menudo llevan muchas generaciones, pero si las ideas y los valores consiguen difundirse entre los hombres, se acaban produciendo. ¿Quién hubiese dicho hace treinta años que un partido ecologista podría llegar a gobernar?.

2 comentarios:

  1. Una noticia esperanzadora. Baden-Württemberg es uno de mis "länder" favoritos, Baden-Baden, Baden-Weiler, Freiburg, Rastatt, los pueblecitos, los viñedos, el Titisee, Schwartzwald (la Selva Negra)...
    Por cierto, yo hablo la lengua de Schiller y Goethe, y "länder" es plural, el singular es sencillamente "land".
    Un cordial saludo en Cristo Rey.

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  2. Un chouan, gracias por pasarte y por el apunte gramatical ;) También Heidelberg y Tubinga son ciudades de B-W que vale mucho la pena visitar.
    La cuestión de fondo es si las ideas distributistas pueden llegar a "colarse" a través de los partidos políticos establecidos u otros nuevos o si por el contrario su desarrollo sólo es posible a nivel "micro" mediante experiencias locales. Ambas líneas de difusión no son necesariamente incompatibles.

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