lunes, 2 de mayo de 2011

Grandes esperanzas


Una dickensiana reflexión en verso...








Nacer pobre, dicen muchos,
nacer pobre es un castigo,
pues ha de heredar el hombre,
parca fortuna del niño.

La soledad del infante,
que vacila en su camino,
entre dudas y lamentos,
en un mundo triste y frío,

no es simiente generosa,
más no ha de dar fruto amargo.
La vida humilde nos hace,
a los ojos de Dios gratos,

nos da fuerzas de flaqueza,
nos deja ver lo sagrado,
la importancia de esas cosas
que nunca nadie ha comprado.

La vida holgada queremos,
todo lujo ambicionamos,
por tener algo que brilla,
creemos que ya brillamos.

La orfandad que nos acecha,
la angustia y el desarraigo,
no es por frío ni es por hambre,
ni es pan lo que precisamos.

Es la Gracia lo que anhela
el alma del ser humano,
el poder que ha de inspirarle,
a logros más elevados,

que ha de darnos la pureza
de corazón de los Santos,
la honradez del buen tendero,
la piedad del hermitaño,

la bondad del justo padre,
la caridad del hermano.
Muy poco más se precisa,
en el mundo que habitamos,

que sea su luz nuestra guía,
y por ello a Dios rogamos,
y que el hombre pueda al fin
ver esperanza en sus actos.




2 comentarios:

  1. Chesterton se refirió a las historias de Dickens en numerosísimas oportunidades, incluso prologó unas cuantes reediciones.

    Creo que le dejaron una importante impresión y que, muy probablemente, tuvieron mucho que ver en su preocupación por la "cuestión social".

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  2. Un poema ciertamente precioso. Muchísimas gracias por compartirlo.

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